Una buena manera de mirar las cosas es ver el mundo considerando que es un sueño.
Si tienes algo así como una pesadilla,
despertarás y te dirás que no ha sido más que un sueño.
Dicen que el mundo en el que vivimos no se diferencia en nada de eso.
YAMAMOTO, Tsunemoto. Hagakure.
Durante mi infancia y juventud la niebla y el frío del invierno eran para mí, motivo de disgusto, ya que podían pasar varios días sin ver la luz del sol, y esas gotitas en suspensión que respirabas; helaban también el corazón. Con el paso del tiempo, me he dado cuenta de que me he acostumbrado a ellos, y que de alguna forma, es parte de mí; Este paisaje helado, y la experiencia del frío descarnado que casi congela la manos que cogen la cámara fotográfica, atraen la belleza, la pureza, lo intangible y en ciertos momentos actúan como una revelación de lo sagrado, haciendo trascender la realidad material hacia otros niveles más sutiles y etéreos de existencia.
La realidad pierde sus nítidos contornos, su solidez, transita hacia el estado gaseoso, donde sus moléculas se mezclan con las gotitas en suspensión de la atmósfera. Al no tener límites definidos, todo se aplana: uno mismo es parte de ese todo que ya no ves como distinto a ti. En ausencia de referencias espaciales y de profundidad, te disuelves en ese baile de moléculas entrelazadas sin forma definida y de un gris casi transparente .
Ese proceso de disolución del cuerpo que te sujeta a la tierra te invita a flotar en un estado intermedio entre dos estados o dos dimensiones espacio-temporales. La sensación de irrealidad transforma esos momentos y espacios en oníricos, desdibujando la frontera entre la realidad y el sueño.
Con la conciencia desconectada del cuerpo físico y éste, en proceso de disolución, también se presentan como metáfora de los procesos de transición de unos estados de conciencia a otros más sutiles.
Este proyecto fotográfico me ha llevado varios años, comenzó por casualidad un día de invierno que descubrí la belleza de la niebla congelada sobre la superficie de los objetos al lado del río de mi ciudad. He esperado esos momentos de niebla y frío extremo durante varios años, pero sólo ha sido ahora cuando he comprendido su significado y el trabajo se cerrado sobre sí mismo.
Esperanza Merino